sábado, 26 de marzo de 2011

cuantas esquinas en El Rollo me han visto vomitar

(yo fui al que amaste y ahora yo soy al que odias envidias a mis dos locos amantes, whisky y en cafeterías elegantes
mi futuro depende de un tubo con cubos de hielo, mírate, mírame mi límite es el cielo hablas mucho y yo no digo nada)




sábado, 19 de marzo de 2011

el papel que seguirá amarilleando.

Era un: "Te llamo en cuanto llegue, te lo prometo. Te adoro cariño". 
Es un: "Déjame en paz ¿no tienes vida o que tía?

 "Bueno mi vida, aquí estoy escribiéndote a las 2:22 de la mañana sin nada de sueño... Hoy la hemos tenido, aunque hacía bastante que no discutíamos pero, como cada vez que pasa algo de esto me muero...
¡Que meses tan increíbles!: desde aquel besito de niños en el Retiro, aquel septiembre, la primera pillada, todas nuestras risas, los chettos navidad, las tardes al cincuenta por ciento, tus golpes con el árbol, tus caídas, esa nochevieja tan apestosa que tu y solo tu hiciste inolvidable, nuestras conversaciones, después de comer y antes de acostarnos, el ultimo sms antes de cerrar los ojos y soñar contigo, poderte besar, y estar contigo cada tarde, cogerte de la mano y andar a tu lado sin importar donde ir... aunque nunca se me olvidara el verte llorar en tu portal, como yo tampoco pude aguantar...¿que sería de mi vida ahora?"

Fue un: "Llevo toda la tarde pensando en ti"
Es un: "Llevo toda la tarde pensando en ti"

martes, 8 de marzo de 2011

y nunca les abrió su corazón

Huía de cualquier resquicio de responsabilidad. Los demás aparentemente, admiraban su actitud despreocupada, pero quizás, cuando cogía el bolso y dejaba el pasillo para irse a casa, una lluvia de criticas caía sobre su cabeza, nunca lo supo. Entonces, a escondidas del mundo tecleaba un numero que casi tenía grabado a fuego en la mente y fumaba, fumaba algo que la elevara, o que la hiciese contraer el estómago, dependía de la ocasión. Y después se fumaba un cigarro ella sola, en la acera, pensando, porque aunque los demás no se lo imaginaron nunca, era analítica a rabiar. Odiaba y amaba la soledad, vacua de palabras vanas, palabras cuya ausencia, a veces, taladraba su moral de tal manera que derrumbaba su frágil estado anímico. En esos momentos, le gustaba sentarse en un banco con el primer sol de febrero a escuchar cualquier canción y a pensar en el pasado. "El pasado me ha hecho estar donde estoy", entonces recordaba una serie de nombres, de siluetas, de sombras, de trazos negros que esbozaban una lágrima o dos, que nunca se secaron con ningún tipo de calor de los que aplicó, sin cesar, para llenar su alma