martes, 4 de enero de 2011

ask.

Y creo que se acabó, se acabaron las vueltas a casa  de madrugada pensando en el sentido de la vida, se acabaron las esperas interminables en el anden de la linea cinco, o de la dos, las llamadas al meterme en la cama, se acabó el no pisar ciertos sitios de Madrid, o el sonreír al ver que esa chapa de cerveza continua incrustada en el suelo del parque donde la dejamos hace años. Se terminaron los propósitos, se terminaron las noches, los mensajes por la  noche, el sexo por la noche, los abrazos por la noche, los llantos por la noche, la cerveza por la noche y el besito de antes de dormir. No hay mas emoción (no habrá ni la emoción que creaban las mentiras infinitas).
La vida da demasiadas vueltas, creo que englobaría la esencia de todo lo que escribo. 
El otro día una mala película me hizo entender, que la intensidad de los acontecimientos no es un indicativo de nada, es mas, la verdadera clave de la vida está en saber demostrar que puedes ser mas intenso, que estás mas vivo que lo que pasa a tu alrededor.
Creo que en tres meses he aprendido todo lo que necesito saber: la vida se consume o te consume, y es necesario empezar a quemar cartuchos desde el momento en el que caes en la cuenta de que a tu edad no existe ni pasado, ni futuro a largo plazo, que a esta edad el sentido de la vida está en hablar un día de resaca para reconstruir la noche anterior entre todos y en volver pronto a casa pensando, en que tal vez se queden cosas en el tintero, pero que ya da igual, que las vivencias que se quedan en el tintero, o a medias, o sin acabar, siempre resultan ser las mejores. Digan lo que digan.

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